Cagliari
En el centro del Mediterráneo
Las vacaciones en Cagliari son de lo más variadas que puedas imaginar: el arte, la cultura, la historia y el mar se entrelazan en la capital sarda, fundada en el Neolítico y enriquecida a lo largo de los siglos por la huella de los numerosos pueblos que la han habitado.
Cagliari, construida sobre 7 colinas, se extiende desde el barrio de Castello (el cual domina toda la ciudad) hasta la costa, en el Poetto, una playa de siete kilómetros de largo con vista al golfo degli Angeli, un destino muy apreciado entre los habitantes de Cagliari, a quienes le gusta pasar su tiempo libre en la playa y sus numerosos quioscos.
También está salpicado por lagunas y oasis naturales, como el estanque de Molentargius, el de Santa Gilla y la famosas Saline, hogar de los flamencos rosados.
La ciudad sorprende por su mosaico de arquitecturas y las tradiciones que la caracterizan: los callejones de los barrios de la Marina y Stampace, que se elevan hasta el barrio de Castello, son lugares muy pintorescos, ricos en bazares y restaurantes y contrastan con las amplias calles comerciales como via Manno o via Dante, donde podrás encontrar boutiques de lujo y tiendas de las marcas más conocidas.
La historia también se refleja en la arquitectura de la ciudad, que ofrece numerosos monumentos imprescindibles para cualquier visitante.
El Bastión de Saint Remy, por ejemplo, representa uno de los monumentos más prestigiosos del centro histórico y conecta el barrio de Castello con la parte baja de la ciudad. Construido entre 1896 y 1902, es un edificio verdaderamente espectacular, que consiste en una escalera monumental que conduce a la galería conocida como Passeggiata Coperta y a las dos bonitas terrazas de Umberto I y Bastione di Santa Caterina, desde donde se puede disfrutar de una de las vistas más hermosas de la ciudad.
Un testimonio maravilloso de la época romana es el Anfiteatro de Cagliari, que está datado entre los siglos I y II d. de C. y fue construido en el interior de la roca de la colina que lo alberga. Sus ruinas se encuentran en el centro de la ciudad, cerca de la Villa di Tigellio y no muy lejos del Jardín Botánico y de la Cittadella dei Musei (la ciudadela de los museos), otras dos visitas que te recomendamos que no debes perderte.
Tampoco te puedes perder la famosa Torre del Elefante, diseñada por el arquitecto sardo Giovanni Capula y finalizada en 1307. Con más de 30 metros de altura, protegía la ladera sudoeste del barrio de Castello, del que aún sigue siendo una de las entradas más características, y está adornada en la fachada con una estatua que representa un elefante, del que toma su nombre.
Finalmente, entre los monumentos a visitar, destacamos el Santuario de Bonaria, el primer ejemplo de arquitectura gótica-catalana en Cerdeña, ubicado en la colina del mismo nombre: el complejo religioso consiste en el propio santuario (la iglesia más pequeña, que data del siglo XIV) y la basílica mayor, que data de principios de 1700 y alberga la estatua de madera de la Virgen con el Niño, que según la leyenda apareció en la playa frente a la colina. Esta virgen, adorada en toda Cerdeña, también cuenta con una celebración en Cagliari en julio, cuando se saca en procesión en el mar.
Otro evento que no debes perderte si te encuentras en Cagliari el 1 de mayo es el festival de Sant'Efisio, una procesión religiosa en la que numerosos grupos de toda Cerdeña participan y se visten con trajes tradicionales de sus pueblos y aldeas, así como miles de fieles y carros decorados festivamente y tirados por bueyes.
Para que las vacaciones sean realmente completas, debes disfrutar de la buena gastronomía local: en Cagliari encontrarás trattorias y restaurantes para satisfacer el gusto de cualquier paladar, donde podrás disfrutar de la mejor cocina típica sarda y muchas delicias típicas de un ciudad marítima con fuertes influencias genovesas y catalanas. No puedes dejar de probar la fregola (similar al cuscús pero más grueso) con mariscos, la langosta a la campidanese, la bottarga, los típicos malloreddus (gnocchetti de sémola a menudo aromatizados con verduras o azafrán y sazonados con salsa de carne), el succu (sopa de sémola sazonada con azafrán) y los clásicos agnello (cordero) y porcetto (cerdo).
